La esencia de nuestra experiencia del mundo externo y de nuestro propio yo, se encuentra en nuestra mente consciente.
Existen muchas respuestas a la pregunta ¿quién es usted?.Podríamos responder con nuestro nombre; o pensar más profundamente acerca de lo que nos convierte en individuos, incluyendo nuestra personalidad, experiencias y memoria. Pero sea cual fuere la respuesta, es la mente consciente la que considera y se encarga de esta pregunta.
Imagine que miramos la fotografía de una isla exótica ....podremos imaginar fácilmente que caminamos por la playa, nos acostamos bajo el sol, o jugamos con el agua. Para hacer esto, el cerebro reúne visiones de un lugar, olores de otro y así con los demás ingredientes de la escena. Para llenar los vacíos, el cerebro elabora velocísimas suposiciones basado en experiencias previas similares. El resultado es imaginación, no simulación; es un mosaico de recuerdos y suposiciones con la calidad suficiente para transportar nuestra conciencia a otro tiempo y lugar.
Una noción de la propia personalidad tarda tiempo en desarrollarse. Los bebés, de hecho, son incapaces de establecer la diferencia entre sí mismos y el resto del mundo, incluyendo a sus madres. La comprensión de esta diferencia se desarrolla entre los seis meses y el año de vida.
La mayoría de los animales no parecen tener un grado de autoconciencia como el nuestro. Un perro o un gato que mire su imagen reflejada en un espejo puede verse afectado temporalmente por el temor, la agresividad o la curiosidad. Sin embargo luego de investigar, se dará cuenta de que el animal que tiene enfrente no cuenta con ninguno de los olores o sentidos asociados con su especie. Los únicos animales que parecen contar con una rudimentaria autoconciencia son nuestros parientes más cercanos, los monos.
"Para hablar con los hijos, es tan importante la letra como la música"
Emilio Pinto
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