EDUCACIÓN DE ADULTOS

martes, 23 de noviembre de 2010

Las estructuras del poder, la educación y la modernización

Mi mayor experiencia docente, la he adquirido en el nivel medio para adultos, donde vengo desempeñando la docencia hace ya veintiocho años, lo que me permite abordar en algún momento de este trabajo, la problemática particular que vive este sector.

He considerado interesante introducir este trabajo con una nota, escrita de puño y letra por Galileo en el margen de su obra “Diálogo sobre los dos grandes sistemas del mundo” que resume su dedicación de toda una vida, apasionado y valiente, a la inacabable lucha de la razón contra la autoridad:

“Sobre la cuestión de introducir novedades. Y ¿Quién puede dudar de que se llegará a los peores desórdenes cuando las mentes creadas libres por Dios se ven obligadas a someterse esclavamente a una voluntad externa? ¿Cuándo se nos dice que neguemos nuestros sentidos y los sometamos al capricho de los demás? ¿Cuándo gente desprovista de cualquier competencia se erige en jueces sobre los expertos y tiene autoridad para tratar como les plazca? Estas son las novedades aptas para producir la ruina de las comunidades y la subversión del estado”.

Los cambios en la sociedad mundial

Están ocurriendo cambios en nuestra sociedad mundial y en Argentina. Cambio es crisis, Las crisis no son malas por sí mismas, pero, para extraer de ellas los frutos provechosos, hay que reconocerlas y tratar de manejarlas en la dirección correcta. Es lo que hace la familia en las crisis de crecimiento de sus hijos. Cuando aparece un problema recurrirá a un profesional y la situación se superará, o caerá en manos de un improvisado, con los resultados que son de prever.

En general, no cabe pensar en consejos o asistencias interesadas, o peor aún, mal interesadas .Pero en el caso de una crisis social, éste es un peligro adicional a tener en cuenta.

Las organizaciones sociales han pasado por diferentes estructuras o modelos a lo largo de la historia de la humanidad. Desde tribus o clanes, se han vio nacer reinos e imperios, que sucumbieron ante embestidas de fuerzas foráneas, que en general, debieron su triunfo a su mayor poder moral o tecnológico. Los egipcios, por ejemplo, sucumbieron frente a los hititas porque éstos dominaban la tecnología del hierro; los romanos fueron abatidos por los bárbaros porque estaban arrastrando una profunda decadencia social y moral.

Si admitimos que nosotros ahora estamos en crisis, quiere decir que habrá cambios en la estructura social. Sabemos que este modelo de organización social tiene graves falencias, pero recibimos como respuesta de parte de los que medran con él, que no se conoce otro mejor (conciencia unidimensionalizada). Nos debatimos en el desconocimiento de cómo será en definitiva el nuevo modelo social, pero lo que no podemos resignar es el intento intelectual de tratar de superar la mala coyuntura actual.

Según L.C.Bresser Pereira, “en el curso de este siglo, el hombre multiplicó sus conocimientos y su poder sobre la naturaleza y sobre los sistemas sociales; también multiplicó su incertidumbre y sus dudas respecto de su propio destino, respecto de sus valores y creencias fundamentales”.

Por un lado se gestaron ideas democráticas, mientras se establecían regímenes dictatoriales en casi todos los países, se lograba un desarrollo económico y técnico impensado; pero, al mismo tiempo, se mantenía todavía a los dos tercios de la población mundial en la miseria.

En este contexto, la tecnología adquiere una importancia creciente en la sociedad, originando el nacimiento de la tecnocracia. Los seres humanos se convierten en un recurso para ser utilizado, o más aún, para ser mejorado u optimizado como cualquier otro. La relación objeto-sujeto alcanza una forma en la cual tanto el objeto como el sujeto son absorbidos como reservas de disponibilidad. Todas las ideas acerca de servir a Dios, a la sociedad, a nuestros semejantes, o a nuestros propios intereses, desaparecen.